Ayer Energía Estratégica España dio a conocer los principales aspectos de la Ley de Industria Net Zero (NZIA) –VER ARTÍCULO- que está trabajando la UE a nivel de borrador con los estados miembro y , señalando objetivos generales, se propone estimular al 2030 la fabricación local del 40% de la industria solar fotovoltaica, 85% de turbinas eólicas, 85% de baterías y 50% de electrolizadores para el abastecimiento europeo.
Para ampliar la mirada de actores del sector, este medio entrevistó a expertos de distintas tecnologías quienes analizaron el documento y destacaron tanto pro como contras de la iniciativa.
Solar
Por un lado, Energía Estratégica España conversó con Sergio López, General Manager de Soltec Industrial, una de las empresas más importantes fabricantes de seguidores solares (trackers) de España.
¿Qué significa para Soltec este tipo de apoyo que pretende dar la UE a las empresas fabricantes locales?
En Soltec estamos convencidos de que es necesario fomentar la industria europea desde todos los ámbitos de actuación posibles.
Actualmente, alrededor del 60% de la inversión en una planta solar puede realizarse con componentes y servicios comunitarios y el momento es propicio pues sabemos que va a haber una gran demanda de energía fotovoltaica en los próximos años. Por ello, desde Soltec apoyamos todas las iniciativas que busquen la reindustrialización de Europa.
Estados Unidos ya ha dado avances en este sentido y la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) va a remodelar por completo la cadena de suministro de energías renovables en la nación. En Europa no debemos quedarnos atrás.
¿Por dónde deben pasar las claves para que las fabricantes puedan desarrollarse aún más y competir en igualdad de condiciones con gigantes asiáticas?
Principalmente se trata de una cuestión de voluntad política, seguridad jurídica e inversión.
Los planes para la reindustrialización de Europa deben pasar por un aligeramiento de la carga burocrática y un aceleramiento de todos los procesos y eso debe ser impulsado desde las instituciones europeas.
En cualquier caso, Europa no puede volver a permitirse a sí misma la excesiva dependencia de suministro que vivimos durante la pandemia.
¿Es alcanzable ese 40% de fabricación local para la tecnología solar fotovoltaica al 2030 o se presume ambicioso?
Sin duda es un objetivo alcanzable. Actualmente, el 60% de una planta solar, es decir, todos los componentes y servicios a excepción de los módulos fotovoltaicos, ya puede ser cubierto con fabricantes europeos.
El despliegue de la fabricación de módulos en Europa, así como de los futuros sistemas de almacenamiento sólo necesita de voluntad política y una visión a largo plazo.
Eólica
Por otro lado, Energía Estratégica España dialogó con Juan Virgilio Márquez, CEO de la Asociación Empresarial Eólica (AEE), entidad con más de 300 empresas asociadas, entre ellas, muchas fabricantes de turbinas eólicas.
¿Qué opinión le merece el documento en borrador de la UE?
Partimos del hecho de que es un borrador y, por experiencias pasadas, el texto final suele diferir sustancialmente; entendemos que es una buena iniciativa, con un espíritu de aumentar las capacidades industriales en clean techs en la UE.
Pero necesitamos conocer los instrumentos concretos y la regulación que va a hacer posible el cumplimiento de los objetivos, tanto en porcentaje de fabricación en Europa (85% para wind) como en los tiempos necesarios de permitting, que nos parecen tremendamente optimistas viendo la situación de tramitación de instalaciones renovables.
¿Es factible alcanzar el desarrollo suficiente de fabricación de turbinas eólicas para satisfacer al menos el 85% de la demanda anual de la propia comunidad de países al 2030?
En la actualidad ya cubrimos en Europa y superamos las capacidades necesarias para fabricar el 85%. Lo importante antes que reindustrialzar es no desindustrializar y la tendencia actual de presencia de fábricas eólicas en Europa está en riesgo por la coyuntura de costes, el efecto del IRA (Ley de Reducción de la Inflación de EEUU) y las estrategias de dumping de la industria china que está desembarcando en Europa.
A este respecto, para el sector no sería concebible que dentro de ningún instrumento europeo se facilitase o se ayudase a financiar a industrias chinas que quieren instalarse en nuestro territorio. Tenemos que velar por la cadena de suministro europea ya existente antes que abrir a nuevos entrantes.
¿Cree que la Ley de Industria Net Zero (NZIA) es similar a la IRA estadounidense?
Si comparamos la extensión del IRA, de 40.000 folios, frente al paper del NZIA, de 33 folios, se puede entender la gran diferencia de profundidad en los detalles entre una y otra. Estos detalles son los que marcan la diferencia para tomas las decisiones industriales con el mínimo riesgo.
Por ello insistimos en definir claramente los instrumentos y mecanismos que el NZIA ya debe contener en su formulación. Plantear unos objetivos ambiciosos sin las herramientas para conseguirlos no asegura el éxito.
¿Qué opina de los permisos ambientales respecto a la posibilidad del desarrollo de las fábricas para tecnología renovable?
En relación al permitting de instalaciones industriales clean tech, nos parecen unos tiempos tremendamente ambiciosos conociéndonos realidad de la tramitación administrativa en España, con múltiples competencias delegadas y organismos (nacionales, regionales, locales) involucrados en múltiples áreas (medioambiente, urbanismo, etc) y con procesos de consulta pública que es necesario mantener pero también agilizar.
En el caso eólico, aunque se puedan aprovechar este nuevo impulso al permitting industrial para actualizar, mejorar o ampliar alguna fábrica existente, la realidad es que afecta más a las tecnologías que bien no tienen capacidad industrial en Europa o bien la tienen muy limitada.
Lo importante para la eólica es que se establezcan los mecanismos, programas de apoyo, o instrumentos para conseguir mantener nuestra capacidad actual sin sufrir deslocalización de fábricas.
Almacenamiento a partir de baterías
Finalmente, Energía Estratégica España conversó con Jorge Barcelona de Pedro, Responsable de Soluciones Sostenibles en Rolls Royce Solutions Ibérica, pero quien opinó a título personal (como especialista en almacenamiento de energía a través de baterías) sobre el borrador del documento que está trabajando la Unión Europea.
¿Cuál es su posición respecto a la iniciativa de la UE de que la capacidad de fabricación de baterías pueda satisfacer localmente al menos el 85% de la demanda anual de la propia comunidad de países al 2030?
Como aspectos positivos destaco que se quiera poner estos objetivos tan ambiciosos de reindustrializar Europa y especialmente en este sector de la transición ecológica.
Si miramos cuál han sido las consecuencias políticas de la invasión de Ucrania y de la crisis del coronavirus, vemos que tenemos una dependencia estratégica de equipos muy importantes y si queremos avanzar en la descarbonización, pues tenemos que ganar autonomía a nivel europeo, como se ha visto en estos tres últimos años.
Además, no solo se tiene el enfoque de fabricar equipos críticos en la transición europea, sino volver a ser una potencia industrial en Europa. Es algo que, con la globalización, Europa ha perdido peso industrial y uno de los objetivos de esta hoja claramente es volver a tomar un papel protagonista en la industria mundial en el suministro de estos equipos.
Me parece muy positivo que se haga especial hincapié en la reducción de tiempos, en la reducción de trabas administrativas, incluso en asignar condiciones especiales, los sandbox y otras medidas que se toma, para disminuir la incertidumbre burocrática o la incertidumbre legislativa que hace que muchas inversiones en industrialización para equipos de transición ecológica sea vista con cierto escepticismo por parte de algunos inversores para llevar a cabo sus proyectos en Europa.
También se pone el foco en la mejora de la financiación de estos proyectos, lo que es estupendo, especialmente ahora en un escenario en el que los tipos de interés no son tan positivos y abre la puerta a la concesión de ayudas públicas.
Por último, como objetivo positivo, pues diré que este plan se alinea con los objetivos de descarbonización y de autonomía energética de la Unión Europea y eso, evidentemente, es muy importante viéndolo con la perspectiva del año que hemos pasado, tan crítico en cuanto a suministro de energía por las consecuencias derivadas de la inversión de Ucrania por parte de Rusia, que era hasta la fecha nuestro principal suministrador de gas natural y, por ende, de energía, hasta que decidieron invadir Ucrania y esto provoca una situación de riesgo continental muy grande.
¿Y tiene algunos reparos sobre el proyecto de la UE?
Me ha llamado poderosamente la atención que si bien, a lo largo del documento se habla sobre el deseo y la intención de que los países (y las empresas) tengan acuerdos de suministro que garanticen el flujo de materias primas, de tierras raras y de todos esos componentes y materiales críticos para la fabricación de equipos de la transición ecológica, no se menciona en ningún momento la posibilidad de que Europa realice prospecciones y tenga la intención de explotar estos recursos y estos materiales en el propio suelo de la Unión Europea.
Esto es una lección que deberíamos haber aprendido a lo largo de este año porque Europa ha sido muy taxativa a la hora de prohibir o de poner enormes trabas ambientales y administrativas a la explotación de los propios recursos. El caso del shale gas es paradigmático: el gas de esquisto podría haber sido explotado por la Unión Europea, pero la propia Unión Europea es la que ha levantado las barreras para su explotación.
Y es algo que se ha visto con enorme claridad a lo largo de este año cuando Rusia invadió Ucrania y la Unión Europea decidió que no deberíamos de financiar un país que había agredido a un socio nuestro de una forma tan grave. Decidimos que no deberíamos de seguir financiando este país vía compras de gas a través de los diferentes gasoductos. Europa tiene probadas reservas de gas de esquisto.
Nosotros decidimos no explotarlas y ahora estamos viviendo una enorme paradoja, una paradoja muy grave y es que estamos adquiriendo grandes cantidades de gas natural de yacimientos precisamente explotados a través de la técnica del fracking o de la fractura hidráulica, que es el gas que se produce en Estados Unidos. Esta es una situación que pone de manifiesto una gran hipocresía. No estamos permitiendo que se exploten yacimientos propios de gas de fracking en Europa, pero sí estamos comprando ese gas a Estados Unidos.
Bueno, pues con esto en el futuro puede ocurrir lo mismo: no ponemos el foco en intentar explotar nuestros propios recursos naturales de tierras raras, litio, materiales, tierras raras, etcétera, críticos para la fabricación de equipos de la transición ecológica, pero sí que queremos que lo hagan los demás por nosotros y esto nos puede llevar a una situación igual que la que hemos vivido con Rusia, pero en el futuro.
Otro aspecto menos positivo que me gustaría destacar es que se ha puesto mucho el foco en la reindustrialización, en el desarrollo de infraestructura industrial, en los famosos valles o los polos industriales para ser desarrollados en la Unión Europea, pero no se pone tanto el foco en desarrollar nueva tecnología, en generar conocimiento.
Es más importante saber cómo se tiene que hacer una cosa o cuál es la tendencia, la última tecnología o cómo puede ser la evolución tecnológica en este sector, especialmente de la transición ecológica que todavía está en un estado de madurez tecnológica muy verde, muy inicial. Es más crítico tener el conocimiento de esa tecnología que hacerla o saber cómo hacerla.
Si bien las dos son importantes, yo creo que es más importante saber cómo se hacen las cosas que hacerlas propiamente.
En este sentido, el documento se queda un poco corto y, en mi opinión, no apunta hacia uno de los principales puntos que podrían ser más importantes a la hora de desarrollar tecnología, que es crear un ecosistema en el que la innovación y en el que la investigación y desarrollo permita avanzar con nueva tecnología en Europa y permita el establecimiento de pequeñas compañías, de startups, de gente emprendedora que son realmente los motores tecnológicos que estamos teniendo tanto en la transición ecológica como en otras aplicaciones.
En el documento se nombra quiénes son los principales actores globales en la fabricación y en el despliegue industrial de equipos para la transición ecológica.
Se nombra China, se nombra a Estados Unidos, se nombra la Unión Europea, por supuesto. Aquí habría que hacer una distinción. No es lo mismo ser el socio comercial que históricamente ha sido un leal colaborador como Estados Unidos que China o que Rusia. Sabemos cuáles son la situación geopolítica y sabemos cuál es nuestro lugar en el mundo.
No pasa nada por tener acuerdos comerciales de libre comercio o de compartir tecnología con socios históricamente nuestros como son Estados Unidos, Australia o Japón, que tenerlos con China, que sabemos que sus intereses como país y como su papel geopolítico es absolutamente distinto del nuestro y en algunos lugares y en algunas ocasiones pues tenemos intereses claramente contrapuestos.
Nosotros somos una democracia consolidada y China pues no lo es, desgraciadamente. Entonces ese establecimiento, esa apuesta por el libre comercio y por compartir sinergias con países que, digamos, culturalmente son muy afines a nosotros puede traer grandes beneficios de la transición ecológica porque ese compartir conocimientos, compartir experiencias, sin duda puede servir de acelerador a la hora de evolucionar tecnológicamente, evolucionar industrialmente y también desde el punto de vista de suministro de equipos y materiales críticos, puede ser una gran ayuda para conseguir los objetivos que nos hemos marcado.
La última crítica que quisiera hacer a este documento a nivel de borrador, es que se ha buscado unos objetivos muy ambiciosos, y eso es muy positivo, ya lo he dicho antes, y se busca facilitar que estos objetivos se cumplan creando figuras o creando excepciones para que los proyectos de industrialización puedan llevarse a cabo.
Sin embargo, no dice una cosa que sería mucho más sostenible en el tiempo. Se habla mucho de los sandbox, de cuáles deben de ser los límites para autorizar ambiental y administrativamente proyectos de promoción industrial en Europa, los 12 meses, los 9 meses, pero esto no se puede vivir permanentemente en un estado de excepción regulativa.
¿Cuál sería la forma de que esto fuese sostenible en el futuro y de que no tuviéramos que estar permanentemente en una situación de excepción regulatoria o de excepción administrativa? Pues sería a través de una medida muy sencilla, que no lo dice el documento, que sería la desregulación y la creación de un ambiente en el que emprender un negocio o acometer un proyecto sea administrativamente mucho más sencillo.
El documento no habla de desregulación, no habla de facilitar de forma sostenible los trámites para llevar a cabo un proyecto, sino simplemente se dice que se tienen que cumplir unos objetivos, pero no habla de reducir carga administrativa o de reducir carga burocrática. Y eso es algo que siempre es visto por los inversores y por los emprendedores como una barrera para llevar a cabo nuevos proyectos.
Con lo cual yo creo que el documento debería aprovechar para hacer una apuesta por una Europa con menos regulaciones, con menos barreras para llevar a cabo los proyectos y en el que una persona o una empresa en la que esté pensando hacer un proyecto de inversión vea por delante un camino muchísimo más despejado de lo que lo ve en la actualidad.
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