De acuerdo al borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), presentado por el Gobierno de España a finales de junio, el biogás podría tener un aumento en su potencia hasta los 240 MW en 2025 y hasta los 440 MW en 2030. Mientras qué, en el documento vigente se marca como hito 241 MW de capacidad para ambos plazos.
En diálogo con Energía Estratégica España, la Directora General de La Asociación Española del Gas (Sedigas), Naiara Ortiz de Mendíbil, ha comentado la valoración que hacen del borrador del PNIEC y resalta que encuentran el objetivo para los biogases “limitado y poco ambicioso”.
Así también, remarca que el documento: “Carece de la ambición necesaria para aprovechar todo el potencial de producción real de biometano de España, si bien valora de forma positiva el establecimiento de unos objetivos que permitirán el despliegue del hidrógeno renovable”.
Por otro lado, la directiva hace hincapié en algunas de las barreras para el desarrollo de estas instalaciones de biometano, puntualizando en el apoyo de las administraciones, al que ha calificado de “prácticamente inexistente en España hasta ahora”.
“Ahí radica la notable diferencia en el crecimiento del sector del biometano a nivel de producción y número de plantas en funcionamiento en nuestro país (ocho) comparado con otros países de la Unión Europea”. explica la ejecutiva.
¿Cómo valoran la revisión del PNIEC y los objetivos que se plantean para los biogases?
Gases como el biometano y el hidrógeno tienen y tendrán un papel clave en la transición hacia un sistema energético más sostenible.
Por eso, la actualización del PNIEC es una oportunidad para elevar considerablemente los objetivos de participación de los gases renovables en el mix energético en el horizonte 2030 aprovechando todo el potencial existente para producirlos y vehicularlos a través de la moderna y mallada infraestructura gasista existente.
Recordemos que el desarrollo del potencial de gases renovables en España, entre ellos el biometano, generaría importantes beneficios medioambientales, económicos y sociales, como la creación de miles de empleos en múltiples sectores como la agricultura, la gestión de residuos o la energía renovable.
Esta y otras conclusiones se ponen de manifiesto en el ‘Estudio de la capacidad de producción de biometano en España’ elaborado por Sedigas en colaboración con PwC y Biovic, que desvela un potencial que se traduce en una capacidad de generación estimada de 163 TWh, equivalentes al 45% de la demanda anual de gas natural.
España debe ser capaz de aprovechar la enorme oportunidad que se abre ante ella para convertirse no solo en el hub gasista para Europa, sino en un nodo de desarrollo de tecnologías punteras y sostenibles gracias al hidrógeno renovable y el biometano.
Vectores energéticos 100% renovables cuya fortaleza radica, además de en su estabilidad, en su altísima capacidad de almacenamiento y transporte y distribución gracias a las infraestructuras existentes.
Una vez conocido el borrador presentado por el Gobierno a finales de junio, la Asociación Española del Gas, Sedigas, considera que el borrador de la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 carece de la ambición necesaria para aprovechar todo el potencial de producción real de biometano de España, si bien valora de forma positiva el establecimiento de unos objetivos que permitirán el despliegue del hidrógeno renovable.
El objetivo revisado del PNIEC para el biogás, aun siendo el doble del fijado en la Hoja de Ruta del Biogás publicada en 2022, es limitado y poco ambicioso. Además, no está alineado ni con los objetivos señalados por la Unión Europea en el REPowerEU de 35 bcm, ni con el potencial real de producción identificado por el sector.
Una meta de 20 TWh anuales de biogás es representativa de menos de un 2% de biometano para sustituir la demanda de gas actual, tomando en consideración las mismas hipótesis de la hoja de ruta vigente.
Sedigas recuerda que el propio Gobierno, con la aprobación de la Hoja de Ruta del Biogás el pasado año, y ahora en este borrador de PNIEC, reconoce a los gases renovables como pieza esencial para alcanzar los objetivos de país en materia energética y de neutralidad climática en 2030 y 2050.
En este contexto, y atendiendo a los objetivos conocidos para el biometano, solo podemos interpretar este borrador como una pérdida de oportunidad para el país.
¿Consideran que existe, o existirá, una demanda suficiente para los nuevos objetivos de estas tecnologías?
En este momento de actualización del PNIEC, la propia Comisión Europea apela a establecer objetivos más ambiciosos y alineados con la capacidad potencial que atesora nuestro país y que, según sus propios cálculos, se situaría en aproximadamente 4.100 millones de metros cúbicos/año que podrían reemplazar hasta el 13% de la demanda actual de gas actual.
Además, vivimos en un mundo en el que la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero ocupa un lugar preeminente en la lucha contra el cambio climático, y por ello es cada vez más urgente y fundamental apostar por la utilización de fuentes de energía alternativas y renovables.
Teniendo en cuenta el contexto geopolítico global, cada vez más incierto y volátil, resulta primordial contar alternativas energéticas que contribuyan a la soberanía energética (de España, pero también de Europa).
Para lograrlo y asegurarnos la cobertura total de la demanda, diversificar tanto el suministro como el tipo de energía es clave, además de contar con la infraestructura de transporte, distribución y almacenamiento adecuada.
Por ello, los gases renovables son una alternativa no sólo válida sino perfecta; especialmente en el caso del biometano, ya que es un gas que se puede vehicular por la red gasista actual y se puede almacenar.
¿Qué medidas podría tomar la administración local en este sentido?
Desde Sedigas vamos a apoyar, como ya venimos haciendo, cualquier iniciativa encaminada a alinear los objetivos en materia de gases renovables al potencial real de nuestro país.
De esta forma, hemos animado al Gobierno a establecer un objetivo mucho más ambicioso, particularmente para el biometano, encaminado a cumplir así también las orientaciones marcadas por la Comisión Europea.
Estamos hablando de establecer unas metas de penetración generales alineadas con las orientaciones fijadas en la propuesta REPowerEU, que amplía hasta los 35.000 millones de metros cúbicos el objetivo de producción de biometano, lo que equivale a cerca del 10% del consumo de gas natural a nivel comunitario para 2030.
Ese porcentaje debería servir como base o punto de partida sobre el que construir objetivos realmente audaces de producción de biometano español.
Un fin, que podría considerarse incluso conservador, dado que algunos países de nuestro entorno como Dinamarca, Francia o Italia apuestan ya por estrategias de promoción mucho más ambiciosas para impulsar esta alternativa energética renovable y circular.
Pero el PNIEC no debe limitarse tan solo a dar ese necesario y definitivo impulso al potencial de producción de biometano. Vemos también clave y estratégico que cualquier escenario dé cabida a los ciclos combinados, parte esencial hoy en día del sistema energético nacional, y que son fundamentales como garantes del suministro eléctrico nacional.
¿Creen que en caso de haber un cambio en el Gobierno podría afectar el crecimiento de la tecnología? ¿Han enviado propuestas a los partidos políticos?
En Sedigas siempre hemos ofrecido nuestra colaboración a todos los gobiernos para elaborar propuestas y establecer metas ambiciosas en materia energética, un trabajo conjunto que se materializa con reuniones periódicas con multitud de administraciones nacionales, autonómicas y regionales.
Es destacable, como muestra de un diálogo constructivo de todas las partes interesadas, el interés y la elevada participación registrada en las reuniones de trabajo convocadas por el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Esto pone de relieve la importancia de integrar en el proceso de conversación pública a todos los agentes para conocer e intercambiar sus opiniones y demandas específicas.
Por eso mismo confiamos en que este espíritu de colaboración y trabajo conjunto transversal que recorre todo el sector se materialice, lidere quien lidere la Administración, en un PNIEC verdaderamente ambicioso, alineado con la gran capacidad española de convertirse en hub de gas renovable.
¿Qué otros obstáculos encuentran dentro del sector para su desarrollo?
El apoyo de las administraciones al desarrollo y despliegue del potencial del biometano ha sido prácticamente inexistente en España hasta ahora.
Ahí radica la notable diferencia en el crecimiento del sector del biometano a nivel de producción y número de plantas en funcionamiento en nuestro país (ocho) comparado con otros países de la Unión Europea.
Si bien es cierto que se están dando los primeros pasos para el progresivo desarrollo de este vector energético, y que esto ha llevado a que a día de hoy haya más de 200 proyectos en desarrollo, siguen existiendo una serie de barreras administrativas, regulatorias, económicas y fiscales que están limitando la inversión en nuevas infraestructuras de producción de biometano, reduciendo la penetración de éste en el sector gasista y perjudicando la economía y el empleo de las zonas, principalmente rurales, donde se podrían desarrollar estos proyectos.
Recordemos que los mecanismos de incentivos gubernamentales introducidos en Francia, Alemania, Dinamarca, Italia o Suecia han resultado vitales para potenciar el desarrollo de esta tecnología y para incentivar tanto al inversor como al consumidor.
Las principales barreras regulatorias incluyen la falta de un marco legal y normativo que regule de forma eficaz y con incentivos esta actividad o la incapacidad de disponer de un acceso competitivo a los residuos.
También la falta de un marco normativo y fiscal que sea capaz de regular los usos del biometano que no estén relacionados con aplicaciones estrictamente eléctricas, como sería la inyección en la red gasista.
En cuanto a barreras administrativas, el principal reto a superar es la complejidad para obtener permisos y la demora en los trámites, así como la inexistencia de un proceso de tramitación homogéneo a nivel nacional.
Por último, las principales barreras identificadas en el ámbito económico y fiscal están relacionadas con la ausencia de incentivos específicos de apoyo a la producción, inyección en red y consumo de biometano; los impuestos asociados tanto a la generación como al punto de consumo; y los costes logísticos derivados de la alta dispersión de los residuos.
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