El pasado 19 de julio, la comisión de industria del Parlamento Europeo aprobó su posición en relación con la reforma del mercado eléctrico. La propuesta busca encontrar un equilibrio entre el impulso a las energías renovables y la eficiencia del mercado.
El principal foco de contradicción se vio en el fuerte recorte a las medidas de intervención del actual sistema marginalista de formación de precios de la electricidad, tal como lo proponía el documento español.
Asimismo, el texto no incluye el tope al límite de ingresos de las renovables defendido por España. Con lo cual, el Parlamento Europeo da señales de que la reforma no será tan drástica como esperaba la Ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.
La propuesta definitiva se espera después de trílogos entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo Europeo.
Mientras, en entrevista con Energía Estratégica España, el Responsable de Operación de ENERJOIN, Carlos Martín Graña, repasa los principales puntos de cruce de intereses y el impacto que pueden ocurrir en el mercado.
¿Qué piensa sobre el recorte de las medidas intervencionistas en la propuesta aprobada por la Eurocámara?
Lo veo bastante sensato, la verdad. Al final, un mercado hiper regulado puede ser contraproducente para la inversión y el buen funcionamiento del mercado eléctrico.
La reforma debe regularse con cuidado, permitiendo que la inversión y la eficiencia impulsen el camino hacia una mayor penetración de las energías renovables.
¿Cómo cree que esta propuesta afectará a los intereses de España en las negociaciones?
Creo que es posible que los intereses de España no estén totalmente alineados con los del Gobierno. Hay demasiada política no técnica en el medio.
Si vincular todo a las renovables, olvidando a la demanda o cegandose contra nucleares o sin un plan de prescindir del gas, o meter mucha fotovoltaica, sin cambiar los peajes para consumir más en horas centrales..
La propuesta europea parece respaldar el mantenimiento del mercado marginal y sistemas para integrar las renovables sin recurrir a nuevas subvenciones, mientras que la idea española era abolir el sistema marginalista y orientarse completamente hacia las energías limpias.
¿Es factible profundizar las políticas de protección a los consumidores y a la demanda en España sin intervenir el mercado?
Sí, bastaría con aprovechar medidas ya existentes. Por ejemplo, hace unos años se aprobó una subasta inframarginal que podría utilizarse para establecer una tarifa que proteja a los consumidores más vulnerables.
Además, se podrían implementar mecanismos interesantes, como subastas con compradores industriales, tal como ha sido propuesto por AEGE.
¿Qué otros aspectos destacaría de la propuesta aprobada por la Eurocámara?
Hay varios aspectos importantes en la propuesta. El avance en puntos de recarga para fomentar la movilidad sostenible es clave.
También es esencial aumentar las interconexiones para mejorar la integración de los mercados eléctricos en toda Europa.
Además, seguir invirtiendo en las redes será fundamental para adaptarnos a la nueva generación y demanda energética que se avecina.
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